Algunos lo llaman Heavy Metal y otros Hard Rock, de principio a fin como todo en la vida, una forma de sentir y vivir la música. Así llevan más de cuarenta años defendiendo su música Dave Meniketti y sus Y&T. Una vez más, la banda ha facturado unos directos verdaderamente imparables, derrochando potencia y entrega solo al alcance de los nombres clásicos del género.
Ante una sala que presentaba un aspecto rozando el sold out, por fin, llegaba el momento del desembarco de Y&T. Viendo el ambiente que se respiraba en la madrileña sala But, se presagia una noche mágica para el recuerdo.
Con mucha fuerza y con un sonido realmente arrollador saltaban a escena los músicos para proponernos el primer tema de la noche “On With the Show”, dejando claro desde los primeros compases del show que su hábitat natural es el directo y que la banda venia dispuesta a arrasar con todo a su paso. Sin duda la actitud descarada y enérgica de Y&T quedó personificada en la arrolladora voz de Meniketti, la cual, a pesar de los años, no se resquebraja. Así que, contagiados por la vitalidad inagotable del guitarra/vocalista, la sala se ponía a dar palmas para acompañar el arranque, que servía para continuar caldeando el ambiente de un recinto en el que ya se podía percibir ese inconfundible aroma festivo.
Tras ofrecernos una primera muestra de su material más reciente, llegaba el momento de mirar por el retrovisor y centrarse en las composiciones más antiguas, “Lipstick and Leather” de modo que la encargada de proseguir con el show fue “Don´t Stop Runnin´”. Sin abandonar sus comienzos, y tras recibir la primera gran ovación de la noche, la fiesta proseguiría con el subidón de adrenalina que significó “Dirty Girl”, que puso a la banda y público a botar para conducirnos sobre un final verdaderamente apoteósico. Con el ambiente totalmente caldeado, Meniketti se tomaba un respiro y presentaba el siguiente hit de la noche, “Mean Streak”, sin duda una de las piezas más jugosas de su amplia discografía.
Si hay algo que caracteriza las descargas de Y&T es la energía y el buen rollo que transmiten desde el escenario, especialmente el guitarra John Nymann, quien siempre pone una sonrisa agradable y desprende simpatía. En un segundo plano, y cumpliendo con creces, su nuevo bajista Aaron Leigh, que sustituye a Brad Lang alejado de la banda por problemas con el alcohol. Mike Vanderhule aporta técnica y destreza, además de elegancia sin necesidad de destacar.
Nueva exhibición vocal con "Down And Dirty", también de su álbum "Mean Streak", dedicada al malogrado Leonard Haze. Seguidamente, seguíamos adictos a su rock con "Blind Patriot", al que seguiría una entretenida e improvisada “Winds Of Chance”, ya que no se encontraba en el set list, y con la que repusimos fuerzas. Tras semejante muestra de conexión con su público, era el propio Meniketti quien, tirando de galones y experiencia, presentaba la emotiva “I'll Keep on Believin' (Do You Know)”, que consiguió tocar la fibra sensible a muchos de los presentes.
Con la banda sonando como una auténtica apisonadora, con un Meniketti sonriente y exultante al atacar sus cuerdas, este particular viaje a través de la discografía del cuarteto continuaba con "Hang 'em High", rescatada del baúl de los recuerdos. Tras habernos casi noqueado con una hora larga de espectáculo, lo más expeditivo llegaba el momento de seguir remontándonos atrás en el tiempo, y en esta ocasión el cuarteto centraría su objetivo sobre la balada "I Believe in You", donde más de uno agarró de la cintura a su contraria y coreaban el estribillo. Desempolvaron esa emotiva y roquera "Contagious", que fue la responsable de levantar nuestros puños al aire para corear su estribillo, y ese enérgico latigazo titulado "Rescue Me". Y como no podía ser de otra forma, el banderazo definitivo a esta primera parte del show lo pondría la festiva "I´m Coming Home", una vez más, volviendo a desatar la euforia para poner la sala literalmente patas arriba.
El retorno sobre las tablas estaría marcado por el estallido de “Open Fire”, para dar el último sprint de la noche y el adiós definitivo con “Forever”, despidiendo por todo lo alto una soberbia noche de jueves roquera.
Fotos y texto: Dani Diez